Las elecciones primarias e internas realizadas el 14 de marzo se llevaron a cabo en un contexto atípico marcado por la pandemia del COVID-19, los efectos de las tormentas tropicales ETA e IOTA y las crisis derivadas de las condiciones económicas, desempleo, seguridad ciudadana y migración que imperan en el país.
Aunque la pandemia fue el factor que más impacto tuvo en la forma en que se llevaron a cabo las elecciones, según informes de observadores nacionales e internacionales, las mismas transcurrieron, sin mayores conflictos, las personas acudieron a votar, algunas cumpliendo las medidas de bioseguridad, y otras haciendo caso omiso a ellas, cómo si
la pandemia no existiera. Producto de estas acciones se dió un repunte de contagios de COVID-19 en el país.
Una particularidad del proceso fue, que pese a ser creados dos nuevos órganos electorales, Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE), las normas legales para cada institución siguen sin ser aprobadas por el Congreso Nacional. Además, los desembolsos presupuestarios fueron hechos de manera tardía, afectando en gran
medida al CNE ya que muchas de las compras y contrataciones no se hicieron, o se realizaron de manera tardía.