Un nuevo año que se cierra. Quienes laboramos en el FOSDEH quisiéramos entregar un Balance Nacional con mejores noticias. Hablar, por ejemplo, que se están sentando las bases de profundas transformaciones, que trasciendan el ámbito de lo económico y social hasta llegar a lo político y cultural. Que nuestra sociedad avance con equidad e igualdad y que la niñez y juventud tienen condiciones para el disfrute de una vida plena en dignidad. De esos temas nos gustaría reseñar sus logros. Sin embargo, la cruda realidad apunta en otra dirección.
Para intentar posicionar un tono esperanzador en nuestra población, se esbozan a continuación los asuntos priorizados por nuestra institución, en donde cada reflexión expresa por si misma una propuesta implícita de atención orientada a dirigir los mejores esfuerzos de todos los que formamos parte del país:
En Honduras hay un reclamo permanente de cambio en todos los ámbitos, que no es escuchado por quienes toman las decisiones de Estado. No se quiere atender la demanda ciudadana de vivir mejor, de tener expectativas positivas sobre el futuro, de abandonar la pobreza, de respetar y ser respetados.
En su lugar, vemos como se estimula más la conflictividad que la convivencia, la desigualdad más que la equidad, la indefensión social más que la protección, la desesperanza más que la esperanza. Sigue existiendo una profunda discriminación por razones de estrato social, orientación sexual, condición física, étnica, edad o género. Una niña que nace en una aldea tolupán ya está en total desventaja con respecto a un niño que crece en la ciudad. La inversión social sigue siendo deficitaria y en algunas zonas o regiones, peor que en otras. La pobreza es cada vez más multidimensional. Ya no se trata sólo de medir el ingreso per cápita. Hay tantos derechos claves que se irrespetan o no se cumplen.
El FOSDEH sigue realizando investigaciones, publicando, opinando a través de los medios, impartiendo charlas a diversos públicos…trabajos que apuntan al cambio del que hablamos, es decir, a priorizar al ciudadano sobre los enfoques fiscales y economicistas que se rigen solamente por las metas tributarias y del mercado. Compartimos aquello de que “mirar al sujeto es observar al ciudadano en su integralidad, no como un componente aislado de una estructura social”. Rechazamos la visión tradicional de los políticos que en lugar de ciudadanos ven votantes o que en lugar de sujetos ven objetos sociales.
Honduras tiene un extraordinario potencial para su desarrollo, pero no se puede concretar al margen de la inclusión social, es decir, de políticas y lineamientos de política para alcanzar la igualdad. En ese rumbo trabajamos, en ese rumbo está nuestro compromiso profesional y ecuménico. Para el 2020 redoblaremos nuestro aporte de fiscalización y control social de las políticas económicas. Porfiaremos en la necesidad de políticas públicas que reduzcan la brecha de las desigualdades, en lugar de ahondarlas. La tarea no es fácil, el reciente Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2019 indica que en Honduras se registra una tasa de desigualdad mayor a la región más desigual del mundo, que es el África Subsahariana.
Cronológicamente estamos en el Siglo XXI, pero social y productivamente nuestro puesto se ubica más atrás. Cuando muchos países se desplazan a la era de la “mentefactura”, en Honduras seguimos aferrados a la “manufactura”, al grado que nuestro principal “producto” de exportación es el migrante.
Aún estamos a tiempo de evitar un estallido social arrasador, pero no se sofocará con represión, sino con reformas; no con exclusión, sino con inclusión; no con autoritarismo, sino con democracia. Ese es el espíritu de los contenidos de este Balance Nacional 2019.
Finalmente, no podemos cerrar esta pequeña introducción sin recordar a nuestro querido colega del FOSDEH, Raf Flores Ponce, que tantos aportes intelectuales ofreció en vida a favor de la Honduras justa que soñaba. En varios de los temas a los que hacemos referencia en esta publicación se encuentran sus aportes, siempre apegados al rigor de los hechos. Su memoria está presente entre sus viejos amigos y también en esa nueva generación de economistas que integrados al FOSDEH tuvieron el gusto de conocerle.