Devaluación continua del Lempira. Un mecanismo de empobrecimiento

De lo que se trata es de asumir como cierto que existe un concierto de naciones; pero este concierto es presidido por una inteligencia que
asigna valores a diversas categorías de seres humanos. A unos les asigna un valor superlativo y a otros se les asigna un valor mucho menor y ello,
por supuesto, también rige en lo concerniente a los productos del trabajo de unas y otras categorías de seres humanos. A los ciudadanos del primer mundo, para el caso, se les asigna un valor superlativo y creciente y a los ciudadanos del tercer mundo se les asigna un valor menor y decreciente. Esto, dirían los economistas, es producto de la Economía de Mercado y no tiene ningún caso tratar de averiguar porque aquello ocurre de la manera en que ocurre. Sin embargo, en verdad, para que esta asignación diferente del valor de los productos del trabajo se logre instalar como algo lógico e incuestionable, se necesita una primera mediación y esta mediación es la
moneda: el dólar, el Euro, la Libra Esterlina y otras pocas monedas en un caso y; en otro caso, el Lempira de Honduras, el León de Sierra Leona, el
Córdoba y otras muchísimas monedas más. Habrá una “ley” que rige el valor de unas y otra “ley” que rige el valor de las monedas de los países pobres.

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